Jordi Oliver: “No será posible transitar a la economía circular si no trazamos una estrategia conjunta”

Experto catalán en sustentabilidad participará del seminario internacional “Transformación digital para las ciudades circulares Iquique 2021”, donde abordará la importancia de articular a todos los actores bajo una mirada sistémica para avanzar hacia la economía circular.

27-abr-2021

Fuente y entrevista completa: Pais Circular

Entre los cuatro grandes expositores internacionales que tendrá el seminario "Transformación digital para las ciudades circulares Iquique 2021" figura el experto en sustentabilidad catalán Jordi Oliver, director ejecutivo de Inèdit, un estudio de ecoinnovación estratégica que quiere transitar hacia un futuro próspero y sostenible.

Inserto en el ecosistema de la comunidad autónoma de Cataluña, Oliver conoce desde adentro las implicancias de integrar a todos los actores vinculados para avanzar hacia la economía circular. En ese contexto, el también doctor en ciencias ambientales expondrá en el seminario organizado por el Centro de Innovación y Economía Circular (CIEC), en un mes más, el 27 de mayo, entre las 10.30 y las 11.30 horas, en la charla "Catalunya Circular: ¿cómo articular los actores territoriales desde una mirada sistémica?".

"Es importante el liderazgo público, para ser un rol mediador entre agentes, pero en la economía circular tienen que estar todos", asume Jordi Oliver, en conversación con País Circular.

-¿Cuál es el punto de vista que han tratado de instalar desde su estudio de ecoinnovación?

-Bueno, desde nuestro estudio hemos tratado de impulsar la sostenibilidad como palanca para activar procesos de innovación, cambio y mejora de competitividad. Somos 20 personas de distintas disciplinas para dar soluciones de negocios para las empresas, a distintos niveles. Hoy es necesario cuantificar el impacto ambiental de un producto o proceso en términos de huella de agua, huella de carbono. Ya no basta con la intuición para tomar decisiones; debemos medir para gestionar de una forma eficaz como pasa en otros ámbitos en que no dudamos de que una compañía necesita un presupuesto económico para tomar decisiones. Sin embargo, en sostenibilidad o medioambiente, vamos un poco a ciegas. Pero no hay motivos para seguir a ciegas: estamos trabajando en el ecodiseño, pensando en el medioambiente como un criterio más en el momento de decisión, en la conceptualización de productos y servicios, y cómo integrarlos en cadenas de valor y negocios. Cómo hago que esos atributos deseables -reciclable, reparable, reutilizable- sean parte del negocio y no en contra del negocio. Todavía hay empresas que creen que si un producto es reparable, entonces voy a vender menos…

-¿En qué consiste esa perspectiva que usted intentará exponer en Iquique, sobre este impulso por incluir a todos los actores para transitar a la economía circular? Me imagino que hay mucho que contar, por la ventaja que Europa le lleva a los países sudamericanos.

-La verdad es que en Cataluña no somos ningún gran ejemplo de nada. Estamos aprendiendo. En esta transición hay atributos locales, pero es algo que tenemos que hacer globalmente, estamos juntos en este camino. Es cada vez más obvio que este gran cambio que hay que hacer hasta 2030 en términos de descarbonización, de uso inteligente de los recursos, no lo va a impulsar solo el tercer sector, o la academia, la legislación ni la empresa privada ni el sector público en sí mismo. No será posible transitar a la economía circular si todos no trazamos una estrategia conjunta, si no vamos alineados. Puede haber un liderazgo público, como rol mediador entre agentes, pero la ejecución recae en el rol de los otros agentes. Quien distribuye, educa y produce son las empresas. Es posible tener puntos de encuentro y de diálogo.

-¿Qué puede aprender Chile de Cataluña en economía circular? ¿Qué ejemplos locales se pueden extrapolar a la realidad chilena?

-Un ejemplo concreto: usar el canon de residuos industriales. Hay que pagar un canon por la gestión de los residuos industriales. Este recurso se usa íntegramente para financiar proyectos de economía circular en las empresas. Es una buena estrategia. Penalizo aquello que no quiero que ocurra o lo minimizo, le pongo un precio, y puede haber una afectación neutra sobre el sector industrial si le retorno la recaudación en forma de subvenciones o ayudar a proyectos de economía circular. Esta es una iniciativa de la Agencia de Residuos de Cataluña que ya suma cinco años en marcha con excelentes resultados, pues permite que centenares de empresas accedan a los fondos para iniciarse en proyectos de economía circular. El primer proyecto siempre es el que cuesta más; muchas veces no tienes los recursos ni el convencimiento, y necesitas ayuda para iniciarte a bajo riesgo. Ese tipo de apoyo es interesante. Lo otro importante son los temas de reconocimientos, los premios. El premio Cataluña de ecodiseño lleva muchas ediciones, donde se reconocen productos ya instalados en el mercado, conceptos y hasta estudiantes. Hay que mostrar y difundir las buenas prácticas. También hay proyectos en el ámbito de la simbiosis industrial: en teoría hay un gran potencial para que las empresas de un polígono industrial o una región puedan compartir recursos materiales, energéticos, de conocimiento. Cada empresa muchas veces toma decisiones dentro de su burbuja y rara vez habla con el vecino; no hay lógica de cooperación, de diálogo. Es importante que se den cuenta de que un residuo de un sector puede ser materia prima para otro. Que los dos pueden compartir, por ejemplo, transporte, autobús, maquinaria, pero no solo materiales, sino conocimiento.

-¿Cómo entiende la economía circular, más allá de la simbiosis industrial, en lo que respecta a la conformación de regiones o ciudades circulares? Ese es el tema principal del seminario en Iquique.

-Entre lo que se dice y lo que se hace a veces hay una gran distancia. Aún estamos en la fase de decir mucho y empezar a hacer, vamos hacia allá; lo que dices es importante cuando aterrizas en un territorio y las ciudades son focos de consumo de recursos enorme. Por su naturaleza las ciudades producen muy poco, importan recursos y consumos, y exportan residuos y emisiones. Es un punto de encuentro de personas donde fluye la información, genera ocupación. En ese caso lo que se debería hacer es diagnosticar los flujos de consumo, cuáles son las entradas de materiales y de qué tipo de materiales hablamos. Tener esta perspectiva de los flujos es importante para priorizar. Si no puedo priorizar, ¿por dónde fomento las actividades? No se puede abarcar todo a la vez. Si tienes un flujo de materiales puedes ver qué actividad es prioritaria desde el punto de vista ambiental, política, por un tema de ocupación. En Cataluña ocurre que hay muchas reconversiones industriales, como el sector textil, de los muebles, porque hay una fuerte competencia de los países asiáticos. Esto tiene un peso muy pequeño en el PIB, pero se intuye que será muy relevante. Pones el foco en algo que quieres que nazca y crezca de otra forma.

-¿Deben ir de la mano la industria 4.0 y la economía circular?

-Son dos revoluciones: la economía circular y la industria 4.0. Se plantean como dos universos paralelos que no hablan entre ellos, pero la industria 4.0, la digitalización y el internet de las cosas es un facilitador de la economía circular. Cuando trabajamos con empresas que quieren avanzar hacia modelos de economía circular, necesitan transformar su modelo de negocios: pasar de un modelo de venta de productos basado en la propiedad del activo a un modelo de cesión en uso: carsharing, pago por uso, lavandería urbana. Cuando cambia el modelo de negocio ya no vendes un producto, sino que lo cedes y necesitas datos. Eso lo va a proporcionar la industria 4.0, y gracias a ella podemos hacer un cambio a la sostenibilidad, a la descarbonización, apoyándonos en tecnologías que permitan avanzar. Porque si no, la otra manera de hacerlo sería volver 50 años atrás: consumiremos y emitiremos menos, pero nos encontraríamos con barreras importantes en la sociedad. Nadie quiere ir para atrás; iremos hacia adelante. Seremos más sostenibles si nos apoyamos en la industria 4.0.

-¿Qué impresión tiene del trabajo que está haciendo Chile en economía circular?

-No soy un gran conocedor de la hoja de ruta de economía circular. En el CEIC me han contado la realidad de Chile y el caso concreto de Tarapacá. Me parece importante salir del foco de noticia, de la capital, y montar este seminario en Iquique tiene mucho sentido por el tipo de industria que allí impera. Es cierto que la minería es una economía lineal, que se basa en la explotación, preparación y exportación de un recurso, pero dentro de esa linealidad hay oportunidades para avanzar en hacer las cosas de una forma más circular y generar sinergias con otros sectores. También es posible diferenciar a la región; las regiones deben avanzar y ver cómo quieren dibujar su futuro, y hacerlo apoyándose en la economía circular es una estrategia. En una región con menos ruido puede tener una difusión más amplia y ser de altavoz para que otras regiones de Chile puedan imitar y apuntarse con lo que está haciendo Tarapacá.

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