BioElements: Creando sustitutos del plástico y papel con biodegradación en tiempo récord

Ignacio Parada/ CEO de BioElements

13-jul-2021

Fuente: Tecno Pymes

BioElements es una empresa chilena surgida en 2014 que revoluciona el mercado de los embalajes y de los productos de uso diario, brindando alternativas ecológicas y sustentables para el medio ambiente. Por medio de un trabajo de investigación y desarrollo en laboratorio por parte de su equipo de innovación, la startup ofrece opciones plena-mente biodegradables en el entorno, incluso agilizando proceso que toman centenares de años en no más de 20 meses.

Su propósito es transformar patrones contaminantes en soluciones amigables para el ecosistema, junto con brotar innovación en industrias y sectores tradicionales que no suelen incorporarla en sus procedimientos. Por medio de altos estándares de calidad y cumplimiento de normativas internacionales, junto con orientación y ajustes a los requerimientos específicos del mercado, BioElements busca responder de manera oportuna a las necesidades de los usuarios y a los desafíos medioambientales de nuestro era.

Tanto la biodegradación como el cuidado al medio ambiente que prometen los productos de BioElements están actualmente certificados por destacadas instituciones nacionales y extranjeras. En Chile, por la Dirección de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Universidad Católica (DITUC), el centro de Investigación, Desarrollo e Innovación de Estructuras y Materiales de la Universidad de Chile (IDIEM) y por la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUCV). En el exterior, por TUV Austria, Vincotte (Bélgica), la UNAM (México) y la Universidad Agraria La Molina (Perú). Garantías que permiten su expansión a mercados internacionales y que hoy posibilitan su presencia en Perú, Colombia, México y Estados Unidos, con la intención de abrir dos nuevas plazas a fines de este año.

Conversamos con Ignacio Parada, CEO de BioElements, para conocer más detalles de la empresa, sus apuestas y convicciones, como también de sus reflexiones sobre el ac-tual panorama medio ambiental de Chile y el mundo.

¿Qué tipo de productos elabora BioElements y qué impacto positivo promueven en el ecosistema?

Elaboramos embalajes y productos completamente biodegradables en todo tipo de ambientes, temperaturas y condiciones. Es así como desarrollamos bolsas, films, empaques, cubiertos y vasos, entre otros, que pierden su masa luego de sus primeros usos y así evitan su acumulación en basurales, vertederos, zonas fluviales, rurales y urbanas. Acciones con las que buscamos mitigar los efectos del plástico y el cambio climático en el mundo, acelerando procesos que toman cientos de años en un máximo de dos.

Nuestros productos pueden incluso biodegradarse en seis meses, si se encuentran en condiciones favorables como una planta de compostaje industrial. Sin embargo, como éstas no existen en Chile ni en Latinoamérica, es común que este tipo de materiales terminen desechados junto a otros residuos que no cuentan con estas facultades. Es para estos casos que BioElements asegura su biodegradación en periodos de 16 a 20 meses como máximo.

¿Cómo fue el camino para dar con la biodegradación en un máximo 20 meses, como ofrecen sus productos?

Por medio de investigación y desarrollo, la que seguimos realizando hasta el día de hoy porque también estamos trabajando en los productos que necesitará el planeta en los próximos 10 a 15 años. Para dar con esta biodegradación, elaboramos una resina especialmente investigada en nuestro laboratorio, llamada BioE-8, que permite incorporar estas facultades en los productos, otorgando biobasabilidad y características renovables, para que puedan perder su masa en el medio. Exista o no la presencia de oxígeno, el principal factor que impide este transcurso.

¿Cuánto de ahorro en tiempo y en toneladas de residuos significa esta innova-ción para el mercado?

Además de los comentados anteriormente, que acelera procesos en menos de dos años, el ahorro en toneladas de residuos es significativo si consideramos que las cifras de reciclaje mecánico en Chile nunca superan el 10% del total de los elementos. O sea, el reciclaje mecánico está muy lejos de solventar las más de ocho millones de toneladas de basura anuales que produce el país, según cifras del Ministerio del Medio Ambiente. Nuestra propuesta busca contrarrestar todos estos números a partir de una innovación que fomenta el reciclaje orgánico y el compostaje, con menos efectos nocivos para el ambiente, que no es biotóxica ni contenedora de metales pesados.

En las distintas cadenas de supermercados y de retail se posicionó al papel co-mo el sustituto de las bolsas de plásticos, hoy prohibidas por ley. ¿Cómo conside-ra Ud. esta decisión?

La analizo como una decisión que vino a resolver un problema específico, como sustituir al plástico para la necesidad de acarreo, pero que puede generar consecuencias enormes. Si bien el papel y el cartón también se biodegradan, al mismo tiempo dañan al medio ambiente si provienen de procesos de reciclaje mecánico, pues adquieren elementos nocivos que incluso ralentizan esa transformación por los plastificantes que se incorporan. Todo esto, considerando la huella hídrica y medioambiental que significa el talaje de árboles para su producción virgen. Por lo tanto, no solo importa que los mate-riales tengan origen o propiedades naturales, sino que también sean ecológicamente amigables y que mitiguen contraefectos que pueden terminar siendo peores que lo que se pensaba como solución.

¿Los productos de BioElements pueden ser también un sustituto del papel?

Sí, sobre todo cuando se emplean para embalajes. Debido a los estragos que genera su producción para el medio ambiente, que ya son altos y comprobables, es probable que a futuro debamos suplir al papel por otro elemento. Un estudio de la Universidad de Yale indica que si no se detienen los actuales índices de deforestación por este mate-rial, que significan cerca de 15.000 millones de árboles talados para su producción, puede significar una bomba de tiempo para la flora y fauna en vías de extinción y una amenaza ineludible para las especies protegidas del mundo, entre otras cosas, por la pérdida del hábitat natural y el desequilibrio del ciclo hídrico. Por ello, la única manera de evitar todo ese descalabro es tomando ahora las decisiones correctas para evitarlo.

¿Cuál es su opinión sobre las legislaciones chilenas al respecto de asuntos me-dio ambientales? Como la Ley REP, la ley que prohíbe las bolsas plásticas o la que prohíbe la entrega de este tipo de materiales en la industria gastronómica.

Sin duda que todas son un avance significativo en materia medio ambiental, ya que nos ofrecen nuevos parámetros para analizar los materiales que ocupamos y producimos, como también su correcta gestión en el tiempo. Sin embargo, veo algunos puntos que no están siendo recogidos expresamente por las diversas normativas y proyectos que se encuentran en el debate. Pareciera ser que se está considerando al reciclaje mecánico como la única solución para este gran problema, cuando está comprobado que necesitamos de alternativas ecológicas, reutilizables, de ecodiseño y de nuevos materiales si queremos ser efectivamente sustentables en el largo plazo.

La OCDE indi-ca que en Chile se recicla el 12% del total de residuos, convirtiéndose en el segundo país con más bajos índices de reciclaje entre los 36 miembros de la organización. Si nos centramos en el plástico, el Ministerio de Medio Ambiente manifiesta que se recicla el 8% del total, lo que equivale a unas 83 mil toneladas de las más de 990 mil anuales. Algo que debería cambiar con la Ley de Reciclaje que obliga a las empresas a preocuparse de lo que producen, pero ésta incluso proyecta su efectividad en un 60% del reciclaje de productos del país. Es óptimo que se establezcan este tipo de legislaciones, pero también debemos considerar su efectividad más allá de un solo sistema o mecanismo, o sino seguiremos al debe.

Anteriormente Ud. ha manifestado que la biodegradación también es una alterna-tiva sustentable ante el reciclaje mecánico y su efectividad. ¿Cuáles son sus ar-gumentos para afirmar aquello?

Primero, porque la biodegradación no requiere de una gran producción o puesta en marcha como sí la necesita el reciclaje mecánico, con los contenedores, con los camiones que trasladan los residuos, el trabajo para esa gestión y todo lo que implique cumplirla a cabalidad. En segundo lugar, porque su proceso es natural, por lo que su efecto en el ambiente no implica consecuencias negativas en el entorno. Y por último, porque agrega valor a la tierra o a los sectores en que se realiza. Por ejemplo, nuestras investi-gaciones indican que los productos de BioElements no solo se biodegradan, sino que también aportan y vigorizan los terrenos naturales en que se encuentran. O sea, es un proceso que genera valor al mismo tiempo que resuelve una necesidad.

¿Ud. ve apertura a la innovación, tanto en el sector público como en el privado, con respecto a la producción de nuevos materiales como también en la gestión de residuos?

Existe una apertura considerable a pensar en cómo podemos desarrollar nuevos para-digmas sustentables y ecológicos, pero creo que aún falta fomentar espacios de innova-ción en industrias tradicionales y que sean de vital importancia para el país. No suelo demonizar al plástico porque tiene características únicas y difícil de encontrar en otros materiales, como su maleabilidad, su transparencia, su resistencia y liviandad. Sin em-bargo, está demostrado que su efecto en el medio ambiente no solo va en un tema per-sonal de que nosotros como ciudadanos no gestionemos nuestros residuos, sino que también en que es un problema de Estado y al mismo tiempo del mundo, por lo que re-quiere ese tipo de consideraciones para resolverlo.

Si es con las empresas, con las autoridades o los gobiernos locales, debe ser una discusión a dar en este momento. No podemos atrasarla más. Debe incorporar a distintos actores y organizaciones que desarrollen innovación, como también a la academia, que sin duda tiene mucho que aportar y decir. Nosotros lo vivimos con nuestras certificaciones. Cuando se acredita la efectividad de un proceso, puede extenderse a todo el mundo.

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