Abejas: el daño invisible de los incendios

Siniestros no solo quemaron gran número de colmenas, sino que además, al quemarse la vegetación, dejan a las abejas sin alimentación. Las consecuencias serían la caída en la producción de miel y un eventual impacto en la polinización frutícola en la próxima temporada

07-feb-2017

Un llamado telefónico bastó para que el mayor temor del apicultor Óscar Padilla se hiciera realidad. El 21 de enero a las 3 de la tarde, un incendio en Bulnes, VIII Región, consumió en 15 minutos el terreno donde había ubicado sus 80 colmenas. El resultado fue devastador, 60 colmenas quemadas. "La apicultura está de duelo por la gran cantidad de colmenas quemadas, por lo que significa la pérdida de la fuente de su alimentación y por la incertidumbre del futuro", comenta Óscar Padilla. Los incendios que han afectado a la zona centro-sur en las últimas semanas, que hasta el jueves pasado han arrasado con más de 550 mil hectáreas entre Coquimbo y BioBío y que han provocado daños irrecuperables quemado animales, especies nativas y variedades patrimoniales, y destruyendo fuentes de alimentación del ganado - dejando así a cientos de pequeños agricultores sin su medio de subsistencia - también tendrán un gran impacto sobre el sector apícola. Según datos de Odepa, en el país existían, hasta el inicio de los incendios, del orden de 428 mil colmenas, distribuidas a lo largo del país. La información recabada por el gobierno y por la Federación Red Apícola hablan que hasta mediados de la semana pasada había a lo menos 3.500 colmenas afectadas. El apícola es un rubro desarrollado, en su mayor parte por pequeños agricultores. Dado que las abejas se alimentan especialmente de flora nativa, los productores suelen instalarlas en bosques o en las cercanías de ellos, para que se alimenten.

De ahí que los incendios han provocado estragos en estos insectos, que son claves para la polinización que luego generará la alimentación humana. La situación afectaría a lo menos a 2.000 apicultores, ya sea porque perdieron completamente sus colmenas o porque no tienen cómo alimentar a sus abejas, ya que se les quemaron los campos. También hay daños en las instalaciones. Según los datos que manejan en la Red Apícola se han quemado al menos 4 salas de extracción con su equipamiento completo y 2 bodegas con tambores de miel. "En costos de reposición de colmenas y materiales son cerca de $ 300 millones de patrimonio, sin considerar los daños a la flora y el medio ambiente", dice Cuevas.

Baja en la producción de miel

La muerte de las abejas tendrá dos consecuencias directas. Por el lado de los apicultores, significará que la miel, que se encontraba en plena cosecha y que no fue quemada, ya no tendrá condición comercial, pues el humo habrá afectado su calidad. Dado que los productores en general son pequeños, esto impactará muy fuerte en su economía. Óscar Padilla comenta que para esta temporada tenía prevista la cosecha de 1.200 kilos de miel, los cuáles vendería a una empresa exportadora, por lo que proyecta que el incendio significará la pérdida de 12 millones de pesos. Y dice que en ese monto no contempla los problemas para reponer las abejas y para que estas cuenten con la vegetación necesaria para su alimentación. Por su parte Misael Cuevas explica que para este 2017 se podrían perder unas 80 toneladas de miel; sin embargo, el mayor inconveniente sería para el 2018. "Es difícil proyectarlo, pero como algo muy preliminar, por lo bajo se podrían perder unas 600 toneladas".Lo que viene después de la catástrofe.

"En este momento estamos con los brazos caídos, no tenemos recursos económicos para recuperarnos, pero como siempre decimos los chilenos, hay que levantarse y seguir luchando", afirma Óscar Padilla. Lo complejo es que mientras el fuego no deje de amenazar al sur de Chile, toda la actividad apícola seguirá con problemas. Óscar Padilla explica que hay una preocupación generalizada sobre el futuro del rubro, ya que de no haber políticas de estado destinadas a ayudarlos, el trabajo de reposición de abejas será difícil, con el consiguiente impacto en un amplio número de pequeños productores que viven de ellas. Una de las tareas más complejas será la recuperación de la flora con aptitud apícola del país, lo que de todas formas tomará tiempo. Por lo mismo, Misael Cuevas indica que el plan es formar mesas de trabajo con las autoridades correspondientes, para ver la forma de recuperar la flora con aptitud apícola del país.

Impacto en frutas

Pero la situación tendrá un efecto colateral: la falta de estos insectos podría producir problemas en la polinización de las frutas, con el consiguiente impacto productivo. En este sentido la temporada 2016 - 2017 no tendrá problemas debido a que la floración ocurrió en primavera. En cuanto a la temporada 2017- 2018, Paulina Cáceres, gerente del Consorcio Apícola, explica que en este minuto es difícil cuantificar este impacto, ya que habría que determinar cuántos apicultores dedicados a la polinización se vieron afectados por el incendio.

Falta de alimento

La pérdida de vegetación implicará que las abejas vivas no tendrán suficiente alimento. Misael Cuevas comenta que en la Región de O'Higgins hay gran cantidad de bosques con quillay, tebo y peumo, fundamentales para la producción de miel.

En Biobío se suman el avellano y el maqui. Incluso la flora de zonas como Marchihue o Coltauco, son fundamentales para la alimentación temprana de las abejas y un buen desarrollo de la colonia en el invierno, explica el apicultor Boris Devlahovich. Como una medida de corto plazo, la Red Apícola está realizando campañas para llegar con azúcar a las colmenas vivas, lo continuaría hasta agosto. Para el mediano plazo, Misael Cuevas explica que se está coordinando la posibilidad de llevar a las abejas a albergues momentáneos. "Nos están ofreciendo terrenos en la X Región, lo que permitirá llevarlas a un área con mejor oferta de agua, flora y pastizales y así las abejas podrían salir de sus colmenas", comenta Cuevas. De todas formas, hay que poner atención en que de todas formas habría un menor territorio disponible para alimentación, lo que podría generar mayor competencia, dice Ximena Retamales, del Consorcio Apícola.

Nota originalmente publicada en Revista del Campo del 06 de febrero de 2017

Fuente: Revista del Campo El Mercurio

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